El valor del ayer de nuestra historia para la mejora del futuro de nuestra región por Sherlyn Tapia
- Somos Bicentenario
- 19 nov 2020
- 6 Min. de lectura
Actualizado: 20 nov 2020
por Sherlyn Tapia Villalobos (I.E. CECAT " Marcial Acharán")
Está próxima la celebración de los 200 años de independencia de nuestra querida región La Libertad, dignamente nombrada así, y es que no se puede desmerecer tal honor pues es gracias al esfuerzo y empeño de su gente que se obtuvo este gran logro, que llegó a influir en las decisiones a favor de la independencia de las demás regiones de la costa norte del Perú. Es entonces que nos preguntamos ¿Qué regalarle a La Libertad por los 200 años de su independencia? Si tenemos en cuenta que, en la sociedad actual, de la que es parte La Libertad, se han perdido los valores, consecuencia del actual modelo económico, que solo rescata lo superfluo. Consideramos que el mejor regalo que podemos dar a La Libertad es difundir los valores, ideales y actitudes de los actores sociales de su historia a través del tiempo. Si logramos que los niños y adolescentes nos identifiquemos con estos personajes lograremos que queramos vivir como ellos y así mejorar la convivencia en nuestra región más aún ahora estando a vísperas de la gran fecha.
El primer personaje cuyos ideales debemos difundir empezando por la época de la Independencia, es José Faustino Sánchez Carrión, huamachuquino, ilustre fundador de la República e importante prócer de la independencia. Desde muy joven demostró su inclinación hacia el estudio y su afán por la investigación, esto lo convierte en un digno modelo a seguir para nosotros los niños y adolescentes. Fue diputado en el primer Congreso Constituyente del Perú, el cual redactó la primera Constitución del Estado, promulgada en 1823. Defendió siempre los ideales republicanos como sistema de gobierno para el Perú, considerando como lo más relevante la libertad de pensamiento y de acción de los que debían gozar las personas. Además, siempre apoyó y favoreció a la edificación de un Estado legítimamente soberano que pudiera tomar sus propias decisiones, sin la intromisión ni imposición extranjera o de ideas ajenas a la voluntad popular. Importantes enseñanzas que ha dejado para la posteridad este ilustre liberteño, y que nosotros los estudiantes debemos conocer, no como una sesión de dos horas, sino como una forma de vida para lograr, como él, ser defensores de la libertad de pensamiento en nuestra región; empezando su práctica en nuestras aulas para que cuando sea nuestro turno de tomar las riendas en la dirección de nuestro destino lo hagamos respetando las diversas ideas de nuestros conciudadanos.
Otro personaje destacado en la historia de nuestra región es don Cecilio Cox Doray que fue educado en Londres, pero luego retornó a la ciudad de Trujillo. ¿Qué rescatamos de don Cecilio?, pues su gran integridad, al que demostró en cada acto de su vida como cuando fue el celoso tesorero de la Comisión de Fondos para la Guerra con Chile. El amor a su pueblo y a su tierra lo demostró durante esta guerra cuando el militar chileno Patricio Lynch para no saquear la ciudad exigía el pago de un cupo de 35 000 soles, el que no dudo en pagar utilizando el patrimonio de su familia y lo que era el fruto de su esfuerzo y trabajo. ¿Acaso esto no es lo opuesto a lo que vemos en las autoridades actuales? Creemos que sí y que por eso la generosidad, altruismo y valor cívico ciudadano de este personaje ciudadano debe ser conocido por niños y adolescentes liberteños para respetar su recuerdo y emular sus acciones y así encaminar a nuestra región y hacia un futuro más justo, menos corrupto y más feliz.
“Mi mente se inspira en la realización del bien y mi corazón en la mitigación del dolor ajeno”, son palabras del liberteño don Víctor Larco Herrera, alcalde de Trujillo en 1913, y que demuestran su espíritu solidario, que no se quedaba en palabras ya que realizó muchas obras que dan fe de lo que decía. Como ejemplo podemos anotar que, en 1918, con el cargo de inspector de los hospitales para enfermos mentales de la Beneficencia de Lima, el empresario Larco Herrera comprobó la pésima situación de la atención hacia estos pacientes. Conmovido y convencido de la necesidad de un cambio en el cual el tratamiento científico se impusiera a la religión, donó un millón y medio de soles para construir y equipar el nuevo hospital asilo de la Magdalena que más tarde llevaría su nombre. No sería acaso magnífico que nosotros los jóvenes conozcamos la obra de personajes como Larco Herrera que dedicaron su vida a ofrecer consuelo a la humanidad, que nos sirvieran como ejemplo y nos invitara a emularlos. Si nos detenemos un momento para tener en cuenta la validación emocional que se le puede hacer por su acción al sentirse mal de observar a las personas necesitadas podemos concluir que ésta es totalmente justificada, aunque tal vez pudiera haber alguien que no opinara lo mismo y considerará que donar su dinero para hacer un hospital fue un despilfarro y que estaba cometiendo un error. Estamos convencidos que si esto se lo hubieran dado a conocer a Larco Herrera su manera de actuar no hubiera cambiado. Esto no significa que estemos siempre de acuerdo con la opinión del otro ni que compartamos su forma de pensar, sino que aceptamos y damos por válido aquello que la otra persona siente desde su punto de vista ante una acción, el aprender a validar a las personas en una comunidad social como es nuestra región. No solo ayudaría personalmente, si no también ayudaría establecer mejor nuestras relaciones interpersonales y mejorar nuestra empatía para así poder llegarnos a expresar mejor a través de una buena comunicación y no a sentirnos aislados en nuestra comunidad.
Otro de los valores que La región La Libertad necesita en momentos tan difíciles en los que se apresta a celebrar su bicentenario, es la resiliencia y que mayor ícono de este valor es César Vallejo, quien es el más grande y reconocido de los poetas peruanos; pero sobre todo hay que destacar que fue un artista e intelectual que durante toda su vida tuvo que desarrollar su labor luchando arduamente contra la pobreza y la incomprensión. Él siguió creando, produciendo con maestría su obra a pesar de las carencias económicas que enfrentaba y lo mal que estaba su salud. Por ello los niños y adolescentes tenemos que aprender de este gran liberteño que no debemos dejarnos vencer por las adversidades ni renunciar a lo que soñamos, teniendo siempre en cuenta que en los momentos más difíciles podemos sentir y expresar emociones muy profundas y en ciertas ocasiones muy negativas, como el sufrimiento que manifiesta este autor en sus versos. Debemos aceptar que las tragedias que ocurren ajenas a nosotros también nos pueden afectar como parte de una comunidad. Hemos de comprender que no actuaremos de manera impulsiva y mucho menos negarnos a sentir la empatía, valor también presente en este personaje y tan necesario para entender el sufrimiento de los otros que viven en nuestro entorno.
Si queremos ocuparnos del valor de la justicia tenemos un ilustre escritor, político y periodista liberteño, Ciro Alegría, que en su obra hace conocer la injusticia social que sufrían las comunidades indígenas al ser explotadas por la alta sociedad peruana. Su trabajo desde muy joven le permitió conocer la realidad que vivía el indio. Él hizo conocer con sus novelas cómo sufrían estos, cómo eran víctimas de los más poderosos y cómo el Estado se mostraba indiferente, despreocupada como si no tratara de peruanos. ¿Qué podemos aprender de Alegría los jóvenes? Que desde donde estemos y desde el que sea nuestro puesto en la sociedad no podemos ser indiferentes cuando se comenten injusticias con los más pobres y vulnerables de nuestra región en medio de los conflictos sociales y en situaciones dramáticas como la que estamos viviendo tan cerca al bicentenario. Es trágico pensar cómo han de enfrentar junto con sus familias, la epidemia, los más vulnerables socialmente; cómo están sufriendo para mantenerse en medio de sus problemas económicos y muchas veces el maltrato y la indiferencia por su condición de pobreza. Indiferencia que si queremos emular a Alegría no nos podemos permitir y menos expresando tanta falta de afectividad interpersonal.
Con todo lo expuesto no queremos afirmar que no hay otros regalos que podríamos otorgar a nuestra amada región La libertad. Es evidente que le faltan muchas cosas que le harían mucho bien, por ejemplo: la disminución de la contaminación, la erradicación de la corrupción, la disponibilidad de servicios para toda la población por igual, entre otros. Pero, creemos que, si rescatamos lo valores, los difundimos y practicamos podremos erradicar todos los males anteriormente mencionados.
En conclusión, el mejor regalo que podemos darle a La Libertad por los 200 años de su independencia es el rescate de los valores que evidenciaron los hijos de esta región a través del tiempo para darles nueva vigencia en este momento en el que necesitamos de la resiliencia, la solidaridad, la empatía, la justicia para superar este duro momento y poder celebrar nuestro bicentenario con la esperanza de un futuro cercano, mucho mejor para todos los liberteños.
BIBLIOGRAFÍA
EN LÍNEA:
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El indigenismo y las novelas de Ciro Alegría. Recuperado de: file:///C:/Users/ASUS/Downloads/25915-Texto%20del%20art%C3%ADculo-25934-1-10-20110607.PDF
Vigencia de Ciro Alegría. Recuperado de: https://letralia.com/ciudad-letralia/el-barco-ebrio/2017/03/06/vigencia-de-ciro-alegria/

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