De mi corazón al Perú por Cielo Pichen Chuquiruna (I.E. Santa Magdalena - Ciudad de Dios)
- Somos Bicentenario
- 18 nov 2020
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El encuentro de dos mundos; Arguedas es el ejemplo de escritor y ciudadano que inspira utopías esperanzadoras para mi país. Esta sociedad “andina moderna” o “medio andina”, que sin duda desde la perspectiva de cualquier ser humano, está influenciada y ahora promovida a dejar la esclavitud en diferentes medios por tan magno literario. La emancipación, fuera de ser una desenvoltura característica de la atrocidad de antaño, debería llamarse derecho a la libertad e independencia; la tan ansiada pretensión de los próceres en el siglo XVIII.
En su poema “Tupac Amaru kamaq taytanchisman” traducido al español como “A nuestro padre creador Túpac Amaru” (himno-canción), expresa el homenaje y canto gramaticalmente dedicado al prócer de la independencia del Perú, José Gabriel Condorcanqui, más conocido por su peculiar nombre Túpac Amaru II.
Prevalece pues nuestra lengua nativa Quechua entre una lírica maravillosa que le otorgaba el mismo escritor a la mejor manera que encontró para comunicar y expresar los conflictos socioeconómicos, oposiciones y desigualdades que nada tenían que ver si analizamos todo desde el punto lógico de la justicia y los derechos. De esta manera, a través de cada verso, podemos escuchar la voz de un pueblo indígena que mostraba gran fuerza alentadora y sobresaliente que, a pesar de lo que soporta, persevera ante el poder dictador del pueblo.
La humillación indígena fue reflejada claramente en cada uno de los escritos Arguedianos, este mismo evidenció el sufrimiento y la realidad conflictiva de lo que para él, ya era su hogar; encontró el cariño que necesitaba entre los indios y aprendió su lengua, valores y cultura. A sus 2 años quedo huérfano de madre y tuvo una madrasta que lo marginaba porque era mestizo, lo hacía dormir, comer y trabajar con los indios y solo cuando su padre (un abogado viajero y ocupado) llegaba a su casa, lo vestían, comía en la mesa y dormía en un dormitorio.
Si nos ubicamos otra rama muy relacionada del contexto, hablaremos de uno de los próceres más preponderantes no de la época, pero sí admirados por José María.
El 18 de mayo de 1781, tras una constante lucha a favor de las liberaciones indígenas, Túpac Amaru fue capturado y brutalmente asesinado. Lo amarraron a varios caballos para intentar descuartizarlo y, al no lograrlo, lo decapitaron. El líder indígena es reconocido como el rey de América y quien marcó el inicio de la etapa emancipadora de la historia del Perú.
La actual orientación de los discursos interculturales se circunscriben en lo ya mostrado por Arguedas: el gran conflicto en la convivencia entre los peruanos, básicamente. En una sociedad donde la desigualdad era cotidiana (aunque Arguedas haya sido capaz de visibilizar el contacto conflictivo entre dos culturas (española y quechua). A lo largo de su historia, los grupos humanos producen y reproducen su cultura. Pero ningún grupo está solo en el mundo.
Indiscutiblemente, fue el artífice de mostrar esa realidad tan conflictiva, que no necesariamente tenía que estar enmarcada en la búsqueda lúcida de una comprensión mutua de ambas partes, pero sí tenía la misión de sacar al indígena de la opresión en la que se encontraba. Tal vez, en su momento, fue incomprendido por aquella gente que aún estaba interesada en que los conflictos permanezcan ocultos de la visión general.
Se destaca la labor de Arguedas como forjador de peruanidad (expresión que se basa en Víctor Andrés Belaunde, Riva Agüero, y Porras Barrenechea).
Igualmente refiere que desde la imagen del pequeño caserío andino hasta el complejo mural de “Todas las sangres”, Arguedas construyó la heterogeneidad nacional, que soñó armónico y sustentado en “Los ríos profundos” de lo autóctono. También es inapelable la acción de Arguedas en el proceso de la formación de la identidad y su capacidad de asimilación creadora, que Gonzales lo resalta como superación del mero regionalismo en beneficio de una significación nacional y mundial. Por tanto, Arguedas abarcó gran parte del trabajo intelectual para poner en relieve la lengua y la cultura quechuas (Gonzales, 1991). Así, Cornejo destaca que Arguedas utilizó el lenguaje para mostrarnos la realidad de conflicto: “Esto es así, sin duda, como por lo demás sucede en toda gran literatura, pero para Arguedas el lenguaje o es revelador de la realidad, de su sentido, o no es nada” (Cornejo, 1973, p. 23).
Reafirmo que, Las obras de José María Arguedas encierran diferentes puntos de vista humanitarios, en los que nos da a conocer el problema del indio permitiendo estudiarlo desde diferentes puntos de vista socialistas.
-A Doña Cayetana, mi madre india, que me protegió con sus lágrimas y su ternura,
cuando yo era niño huérfano alojado en una casa hostil y ajena.
A los comuneros de los cuatro ayllus de Puquio en quienes sentí
por vez primera, la fuerza y la esperanza-.
A pesar de no haber sido reconocido en su momento, es ahora cuando nos damos cuenta de la magnífica contribución a nuestra cultura, país y raíces indígenas.
JOSÉ MARÍA ARGUEDAS – A nuestro padre creador Túpac Amaru

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